jueves, 5 de mayo de 2011

Dioses de las Estrellas...

Oh hijos nuestros! Vamos a marcharnos, pero regresaremos. Ahora os dejamos sabias recomendaciones y consejos. Escuchadlos todos vosotros, que vinisteis de una lejana patria... no nos olvidéis nunca...". (Popol Vuh).

Muchos dudan sobre la influencia extraterrestre en las antiguas civilizaciones, pero las "huellas" o evidencias no sólo lo confirman, si no que son incontrastables. Dibujos, esculturas, escritos y leyendas hablan de seres venidos del cielo, sea en Nueva Zelanda, Egipto, los Andes o Mesoamérica; las similitudes son demasiadas para hablar de una pura o simple coincidencia.
Ya no digamos los dibujos de Nazca, los ídolos de la Isla de Pascua, los templos de Teotihuacán y Chichen Itzá, las pirámides de Egipto y de Copán. Esas son apenas unas pequeñas muestras de todo el legado dejado por las más antiguas civilizaciones. La misma ciencia niega con ciega reiteración que haya presencia extraplanetaria, pero ante los hechos calla y no da una respuesta, y si la da, es teoría con poca base científica. Es negarse a una realidad que cada día nos hace escudriñar más el pasado para encontrar una respuesta sobre el futuro. Los enigmas de las pirámides, la Atlántida, las técnicas de la momificación, son misterios que poco a poco se van dilucidando, pero también hay otras hipótesis interesantes, como es la de que hubo remotas civilizaciones, desaparecidas hace millones de años por una catástrofe planetaria y la de que en un tiempo la tierra tuvo 2 satélites.El Kukulcán de los mayas y el Quetzalcóatl de los aztecas, eran dioses venidos de las estrellas. Un busto labrado en piedra refleja a Quetzalcóatl dentro de la boca de una serpiente, con un parecido enorme a un caso de astronauta, ¿o es un casco que se le dio forma de serpiente? En una serie de cuadros pintados por los zapotecas, encontrados en la región de Oaxaca, México, se pueden apreciar objetos raros, objetos humeantes que dan la impresión de que eran las naves empleadas para viajar por Quetzalcóatl. En el museo de la ciudad mencionada, existe un pequeño monumento de un metro sesenta centímetros llamado Estela del Contacto, que muestra un conjunto de motivos ideográficos y grabados, entre los cuales aparece lo que es inconfudiblemente la imagen de un ingenio espacial del que emerge una mano que entrega una ofrenda a un hombre, vestido y ataviado con el inconfundible atuendo de un sacerdote azteca. En el "Templo de las Inscripciones", en México D.F., fue encontrada una lápida funeraria que muestra una serie de figuras que parecen describir a un hombre pilotando una nave espacial.

En el museo de Antropología de esta ciudad, se encuentra una rara estatuilla de barro con tocado similar al casco de un astronauta. Es una cabecita de barro de origen Olmeca, que mide unos 5 cm de alto por 4 de ancho. La figura sólo tiene 3 hendiduras en la cara, dos de las cuales son los ojos y la otra viene siendo la nariz y la boca. El tocado en la cabeza es similar a un casco con un gran parecido a los modernos trajes especiales que son usados contra las armas químicas. Como podemos observar, hay suficientes indicios en este continente como para, al menos, ponerse a investigar el pasado de estas culturas. En Tihuanaco, Cuzco, se encuentran figuras que representan a seres humanos con aspecto de astronautas. Cuenta una antigua leyenda que hace 5 millones de años se posó una nave refulgente en la Isla del Sol de Tihuanaco y de ella descendió Orejona, una mujer de orejas puntiagudas, cuatro dedos en cada mano y en cada pie y de orejas muy largas, procedente de Venus. Dejó descendencia apareándose con varios hombres. En el templo de la Puerta del Sol de este lugar, hay unos seres grabados que tienen alas. Esta puerta apunta a la estrella de Sirio.

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