¿DE DÓNDE VENIMOS?
En el anterior artículo se analizó el conocimiento antiguo sobre astronomía de Egipto. Vimos como la meseta de Guiza estaba mostrando una fecha y una constelación 10.500 a C. y Orión, esto precisaba de unos conocimientos matemáticos, la precesión, imposibles de imaginar en una civilización neolítica, según la historia oficial que nos han contado.
Estos conocimientos al igual que los suministrados a los dogones, partieron de dioses venidos del espacio, según cuentan las propias fuentes poseedoras de los conocimientos.
Hoy saldremos fuera de África, cambiaremos de continente, iremos a México donde su cultura maya nos habla de un dios Quetzalcóatl que construyó Teotihuacan que marcaba a las pléyades.
Quetzalcóatl también tuvo de compañeros a dioses que gobernaron este imperio, éstos construyeron la avenida de los muertos una representación de la vía Láctea que era preciso recorrer para llegar al más allá.
El paralelismo es increíble edificios que dibujan en el suelo las constelaciones del cielo, dioses venidos de las estrellas que gobiernan directamente. Caminos que conducen a las estrellas para alcanzar la vida eterna.
Los templos de Uxmal imitan las constelaciones de Aries, Tauro Géminis… las ciudades mayas de Uxmal, Chichén Itzá, Yaxchilán y Palenque representan los cielos, entre todas se reconoce la secuencia del zodiaco.
Cambiemos de nuevo de continente vamos a Camboya al santuario de Angkor, donde aparecen esculpidos los nagas védicos.
Angkor se encuentra exactamente a 72º de Guiza, este número forma parte de la fórmula para calcular la precesión.
Los 72 templos de Angkor dibujan exactamente la constelación del Dragón, pero no en cualquier tiempo, sino el que tuvo exactamente en el año 10500 a C. (de nuevo esta fecha), entonces esta constelación ocupó el punto más bajo en el horizonte, exactamente igual que en Guiza.
En ambas culturas en la camboyana y en la egipcia, se pesaba el corazón de los muertos para decidir su premio o castigo. Por cierto en la lengua del Nilo Ang kor significa Horus vive.
A 54º de Angkor, en la Polinesia nos encontramos la isla de Pohnpei con varios templos y casi un centenar de islas artificiales, construidas con basalto y coral.
Andreas Faber-Kaiser y Erich Von Daniken escritores e investigadores de la historia, visitaron este enclave para tratar de encontrar una explicación a la forma de mover, toneladas y toneladas de piedras en una cultura aparentemente aislada y sin recursos. No encontraron respuesta.
También aquí estuvieron gobernando los dioses en una época contemporánea a la de Angkor.
Hemos visitado varios continentes y encontrado en ellos monumentos grandiosos que contienen un conocimiento de las estrellas. Un conocimiento que nos fue dado por dioses que vinieron de esas estrellas y que estuvieron gobernando directamente en cada uno de los enclaves que hemos visto.
La lista continúa pero no se trata de extenderse más, los ejemplos mencionados pueden ser fácilmente consultados en la red para verificar lo que aquí se dice.
Así pues tenemos un conocimiento antiguo, el mismo, que formó parte de toda la Tierra y que fue la fuente que originó las que nosotros llamamos, civilizaciones primeras: Sumeria, Egipto, Maya, Valle del Indo…
¿Qué fue de ese conocimiento?
Para intentar responder a esa pregunta avanzaremos en el tiempo hasta los siglos XII y XII fecha en la que se construyeron las primeras catedrales góticas en Francia.
Louis Charpentier escribió “El misterio de La Catedral de Chartres”, este autor dice que Reims, Chartres, Amiens, Bayeux, Evreux, Étanges, Laon y Notre Dame reproducen la Constelación de Virgo.
Los constructores de estas catedrales parecían tener un conocimiento oculto. De la noche a la mañana estos fantásticos monumentos se empezaron a edificar en Francia, en un tiempo simultáneo. La Orden del Temple estaba detrás de estos constructores. Una Orden que al conquistar Jerusalén, tuvo acceso a un conocimiento que llegó allí desde Egipto, pero esto amigos lectores forma parte de la misma historia.
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