jueves, 1 de septiembre de 2011

Educar desde El Ser

Educar desde El Ser no es algo que se aprende desde el intelecto, exige primero entrar en contacto con nuestra esencia, lo que somos más allá de la educación que hayamos recibido.

Nuestra mente siente su perfume y lo sigue, enamorada de su presencia. Desde nuestro centro, aprendemos a descubrir al otro más allá de cualquier juicio, lo que nos lleva irremediablemente a su admiración.

Cuando el maestro siente así a su alumno, la relación educativa se convierte en algo mágico, en un auténtico disfrute mutuo. Jugar y aprender se vuelven uno. El sentir, más allá de las creencias, se convierte en nuestro guía.

Con la ayuda inestimable de nuestra mente podemos convertirlo en hacer, de esta manera, creatividad y creación se vuelven inseparables, revelándonos como auténticos artistas de la vida.

 Un resultado inevitable de este tipo de educación es que los futuros adultos no necesitarán que nadie supla su autoestima y, de forma natural, buscarán servir a los demás a través de sus dones y potenciales, generando una abundancia como jamás ha registrado nuestra historia.

 ¿Te parece utópico todo esto….? Sólo hay una forma de averiguar si lo es o no: iniciar el viaje.

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